“París en llamas”, “París en estado de crisis” o “los chalecos amarillos
degeneran París en el caos” son algunos de los titulares que abordan los
periódicos más vistos en España. Los medios españoles vinculan esencialmente
la revuelta francesa a las escenas de disturbios que estallaron en París a
principio de diciembre 2019, sin destacar sus verdaderos orígenes y causas.
No se trataba, en el caso de los chalecos amarillos, de una revuelta urbana o de
una manifestación congregada por las zonas principales de la propia ciudad,
sino de la mayor expresión de descontento de las zonas rurales y periurbanas de
la historia reciente de Francia; un proceso que recordó la revolución francesa, de
sus gentes provincias del campo designados como “ploucs” (paletos). Ellos
acudieron directamente a París para cumplir un objetivo destituyente : derrocar
un régimen antipopular, despectivo y neoliberal.
Ninguna otra ciudad de Francia puede representar mejor que París la idea de
metrópolis neoliberal, expulsando en su recorrido histórico las clases medias y
populares a través de alquileres prohibitivos, junto con terrenos de especulación
y del frenesís mercante de una élite política, económica y cultural que se
concentra, y que parece alejarse cada vez más de la gente francesa, encerrándose
en una burbuja neoliberal de espectáculo mercante, consumo de lujo,
restaurantes hipsters y de revistas de moda.
Como lo destacó Christophe Guilly, la geografía neoliberal parte los países en
dos: entre metrópolis integradas al mercado mundial, y sus periferia, que
concentran los territorios rurales e industriales con unas infraestructuras que
sufren un proceso de decadencia; ciudades medias con la economía recayente y
un precio medio de las viviendas más bajo a nivel que se aleja del centro de la
ciudad, determinando el alojamiento de grandes cantidades de personas por su
capacidad adquisitiva. Por otra parte, las metrópolis concentran las mayores
tasas de creación de empleo, y benefician de inversiones privadas y públicas a
niveles de extremada generosidad, lo que evoca en territorios enteros llevados al
abandono por los gobiernos sucesivos, que confían sin dudar más en los focos
urbanos de dinamismo económico y cultural para enderezar la economía del
país: Al contrario, el sueño de tranquilidad de la Francia periférica se convirtió
en una pesadilla, no pasa ni una semana sin que sus habitantes tengan que sufrir
de una desaparición de servicio público, de líneas de trenes, maternidades, bibliotecas y oficina de correos.

A esta desaparición del estado se añade un empobrecimiento creciente: el paro es elevado, la precariedad la norma, y los propietarios descubrieron pocos años, tras comprar casas a potentesconstructoras inmobiliarias, que les habían engañado: las construcciones, debaja calidad y aisladas de las zonas de sociabilidad, comercios y serviciospúblicos, perdieron valor. Una vez más, unos pocos se llenaron los bolsillos a
costa de los demás.
Finalmente, la decisión de Macron de aumentar las tasas sobre el carburante
para compensar la vergonzosa supresión del impuesto sobre las grandes fortunas
no fue otra cosa que la gota que colmó el vaso, el resultado lógico de un largo
proceso de humillación contra la Francia periférica, la de las clases medias y
trabajadoras excluidas del dinamismo inaccesible de metrópolis como París. Sin
límite ni vergüenza ajena, el gobierno de Macron afirmo cínicamente que la
recuperación económica de la Francia periférica era imparable e inevitable, pero
prometió contrarrestar el proceso facilitando la movilidad de sus habitantes
hacia los grandes focos de empleo y de dinamismo. Abandonando la guerra sin
haberlo intentado, Macron hizo el error ingenuo pero común en política, como lo
subrayó Sun Tzu, de humillar a los vencidos, aumentando las tasas sobre el
precio de la gasolina para gente a quien prometió poco antes facilitar la
movilidad, gente para quien el coche era la única posibilidad de trabajar porque
los puestos de trabajo se marcharon de su territorio. Así, con su incompetencia,
Macron hizo resaltar toda la rabia acumulada desde años, contra las
deslocalizaciones, la incapacidad de los gobiernos a proteger su gente, la
corrupción de una elite más preocupada por su bolsillo que de su gente, y en fin,
la imposibilidad de trabajar de forma digna al país ante lo obligación de adoptar
una vida de precario móvil.
Desgarramiento, pérdida de identidad, precariedad, sentimiento de ser inútil,
de contar para nada: más allá de una crisis social, los chalecos amarillos se
convirtieron en una verdadera crisis existencial, partiendo de los territorios
periféricos en declive extenderse a todo el país.
Algo parecido me recuerda el Bierzo cuando oigo hablar a su gente sobre él.
En esta comarca se sufre un proceso de despoblación al igual que en toda
Castilla y León. Todos sus pueblos, con su cultura, su historia y sus personas que hacen que siga viva las tradiciones y sus formas de pensar están quedando
en un callejón sin salida por la falta de apoyo que sufren de las instituciones
públicas, con su actitud de ayudar a las grandes urbes a mantenerse vivas y
seguir compitiendo en el juego del mercado global. Esto se repite a diferentes
escalas, como es ponferrada para los pueblos del Bierzo, la capital leonesa para
la comarca berciana o Valladolid para la provincia de León.
Cuando el Estado deja de lado a sus personas y sus territorios desfavorecidos a
favor del mercado, es el mejor momento para la unión, la ayuda, la organización
para alcanzar un estilo de vida digno y estable sin perder la identidad. Como
dijo el berciano Ramón Carnicer: “Para alcanzar un futuro coherente y próspero
los bercianos deben abandonar la pasividad y la falta de conciencia colectiva en
una tierra que fue un tiempo unidad geográfica, equilibrada y armónica”.
Con el declive económico, cada vez más vaciado de su juventud, sería el
momento para el Bierzo de lucir el chaleco amarillo y recuperar por fin, un poco
de sol.

Rafael Karoubi Ricouard.

GILLET

Escrito por:Bruno Bodelón

Ante todo humildad. Ante todo sin resignación. Ratiño de cuarta generación mínimo.

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