A estas alturas, ya se ha tratado en numerosas ocasiones un tema que llena de rabia a muchos de nosotros. Pero en esta ocasión, me gustaría hacer una pequeña asociación de estos hechos actuales con otros que sucedieron en los años de la Guerra Civil y la posguerra, tal vez, en el mismo lugar en el que sucedieron hoy, y que terminaron con la sangre de inocentes derramada por el suelo.

Podemos ver como la gente se mete en la vida de los demás sin tener conocimiento alguno de estas, lanzando bulos o mentiras que vulneran la intimidad. Quizá, en muchas ocasiones, tenga algo que ver la parrilla de Mediaset.  Esto por poner un ejemplo de gran seguimiento médico, en el que Telecinco, como adalid de la intromisión en la vida privada,muchas llena esta de pura especulación y falsedad. Parece que los espectadores y espectadoras se contagian por ósmosis de esa forma de hacer «periodismo» por llamarlo de alguna manera, dejando a la vista que, en muchas ocasiones, son personas sin un objetivo en el horizonte de sus vidas. Personas reprimidas que encuentran en la desgracia ajena su placer existencial. Impidiendo así, que otras personas destaquen por méritos o logros. Si ellos no pueden tener algo, los otros tampoco. (Excluyendo las grandes fortunas conseguimos una base de la explotación laboral y la ingeniería fiscal que tan de moda están últimamente y que en este caso sí, por pertenecer a otra clase, son del agrado de los personajes de los que hablamos). Yendo a los balcones, no importa que conozca o no sea su objetivo, simplemente es una pieza más para saciar la frustración que sufren. (En muchas ocasiones es mejor que sea conocido) tampoco saben el motivo por el que se encuentran en la calle.

Este tipo de comportamientos, aunque con otro final, los pudimos ver cuando en esos años de la Guerra Civil, y sobre todo en la posguerra.  Muchas personas usaron el chivatazo contra sus vecinos o conocidos. Personas con las que habían tenido alguna discusión o simplemente envidia denunciándolas falsamente por ser “rojos” sin que estas estuvieran afiliadas a ningún partido o sindicato, o sin tener ni idea de política. Con ello daban por zanjada toda disputa. En realidad, estas personas no se diferencian tanto a pesar de la época. Su comportamiento es muy similar y en muchas ocasiones, les mueven los mismos sentimientos.

No sabemos el motivo por el que una persona se encuentra en la calle. Puede ser una madre con su hijo, que necesita salir. Puede ser alguien que va a la compra, o puede ser una enfermera que vuelve o va a su turno, en el que quizás, tenga que cuidar a uno de sus seres queridos. Y al que, probablemente, haya aplaudido cada tarde desde su balcón como buen afiliado a la hipocresía.

Por eso quédate en casa, pero no seas un puto chivato (Como en el 36).

Raúl Ochoa, 2020.

CARTEL FINAL CHIVATO DE BALCÓN

Escrito por:Raúl Ochoa

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