Saltó la liebre en Fonteoliva o Fuenteoliva. Una pequeña pedanía de Balboa. Una de las señas de identidad del Bierzo Oeste y por ende del país. Una vez más un pueblo del Bierzo solicita o amenaza con «irse con Galicia» y las respuestas políticas y el feedback por parte de la ciudadanía no ha esperado.

O movemento cidadán «A Quinta» solicitó no sólo que Fuenteoliva cumpliera con su anhelo sino que todo el Bierzo debería sumarse a esa iniciativa y pasar a ser la quinta provincia galega y la cincuenta y uno de España para tener visibilidad. El leonesismo, diverso y diferente al agrupado en torno a la UPL defendió la tesis del poder de las juntas vecinales y que hay que tener derecho a decidir, sin embargo no se pronunció acerca del papel de la diputación en El Bierzo y concretamente en Fuenteoliva donde ha sido nulo. ¿Y los partidos políticos de la zona? El alcalde de Balboa, electo por el partido popular, ha declarado que toma en consideración la demanda de los vecinos y ha mostrado cierto afecto por ellos, ya declaró hace un tiempo que somos la esquina de León por ejemplo. Aparte de este gesto solo Coalición por El Bierzo ha sabido leer el conflicto y desmembrar una propuesta que pasa por ser el eje del noroeste y «la conexión entre Galiza y Castilla y León», sin hablar del marco institucional que lo podría acompañar, además aclaran que no podemos pasar a ser la esquina de una comunidad para pasar a ser la esquina de otra. La última reivindicación de la tribuna en Bierzodiario señala que «Los bercianos no podemos esperar a que vengan a salvarnos».
El comunicado de Coalición es un gran consenso de la mayoría de bercianos -más de un 75% en las encuestas señalan que quieren cambiar su marco institucional ya sea con León, con Galicia, sólo como provincia etc..- pero es insuficiente y el por qué intentaré desgranarlo ahora.
Las reivindicaciones territoriales comienzan a ser incluso habituales ya en el entorno de España. La independencia de Catalunya, la presencia del BNG de nuevo en solitario en el congreso de los diputados, Teruel Existe, SORIA YA, las reivindicaciones de los pueblos de Senabria, las mociones de censura pro-autonomía leonesa, las cuales aún no han encontrado su lugar en nuestra tierra.. En fin, son muchísimos los ejemplos que nos abren el camino y sobretodo señalan, que existe un problema, una crisis de estado en el conjunto de territorios y que sin duda, las reivindicaciones territoriales son también un canal de comunicación de demandas de la ciudadanía para con sus representantes políticos.
Lo de Fuenteoliva es un ejemplo de abandono institucional canalizado en una demanda territorial y es por esto por lo que rebasa los margenes políticos. Las instituciones regionales y autonómicas no permiten que pueblos limítrofes que comparten lengua y tradiciones puedan estar juntos y no es en clave nacional en lo que se hace esta demanda sino en una clave de desarrollo que se transforma en una sentimental-nacional. Que toca los mimbres del Bierzo entero y de la provincia. Puesto que desde el lunes las redes se han llenado de opiniones y posiciones de diferentes agrupaciones y partidos políticos.
Está claro que desde las instituciones piensan que lo de Fuenteoliva se arregla con un buen desbroce de los montes y un acceso del siglo XXI. Pero el endémico problema que recorre toda la región va a seguir vigente y es gracias a estos detalles que nos regala en este caso una pequeña Junta Vecinal valiente cuando sale a la luz. Y ahí reside la clave de todo, que son las Juntas Vecinales donde el pueblo expresa su voz -y voto-. Coalición ha tenido grandes oportunidades con una vicepresidencia en el Consejo Comarcal y un diputado en la provincia de León. ¿Por qué no se planteó entonces? Por qué desborda «lo político», por que desde las instituciones no hay marco legal para hacer nada.
Si existe un marco derecha/izquierda en el que los partidos institucionales se desplazan, El Bierzo podría esgrimir una lógica regionalista y si existiera esa lógica regionalista también la están o han hecho entrar en ese viejo y elitista marco. Y he aquí la grandeza del problema, que rebasa los límites de la política. Que no tiene representantes en las instituciones que hablen de ello. Es un problema sin voz pero latente. Con vida pero escondido. Con ánimo de querer salir adelante pero sin encontrar una fuerza que lo mueva. Existen gestos y ganas, voluntades y organismos pero falta ese último empuje. Faltan los bueyes que tiren del carro y esa parte de la historia está por escribir y bien es sabido que la historia la escriben los pueblos.
El problema territorial es algo que debemos abordar los ciudadanos y en esto coincido en plenitud con Coalición, nadie nos va a rescatar. Este surco lo debemos ir abriendo el pueblo, mostrándonos reivindicativos y demostrando que no somos una esquina callada, roturada y torturada por dos crisis económicas que tenemos que pagar desde la España vaciada. Este surco lo tenemos que ir abriendo todas las asociaciones, construyendo relatos, identidades y contenidos de nuestra tierra útiles para ponerla en el lugar que se merece, dotarla de dinamismo y actividad, este surco lo abren las pequeñas Juntas Vecinales llenando titulares, poniéndose en pie de guerra con quien sea por su abandono de los pueblos que empieza por la diputación, continúa por la Comunidad Autónoma y radica en Madrid eje central de un modelo económico insolidario e injusto para con los diferentes territorios del estado que estamos abandonados a nuestra suerte y obligados a la subsistencia.
Este problema es un compromiso con nuestra tierra. Es nuestra obligación ejercer la presión necesaria para conseguir ser un pueblo que impugne a sus representantes y consiga que cumplan con su mandato popular, este problema además recoge un consenso, como bien he dicho unos párrafos más arriba y ese consenso es muy heterogéneo y hay que saber leerlo, muchas sensibilidades en muy poco espacio que han de aglutinarse bajo un mismo proyecto. Y existen desde la política proyectos, claro que sí, pero hace falta uno que recoja y dé forma a esa heterogeneidad. El campo de la militancia está agotado desde el espectro social y es ahí donde nace la verdadera oportunidad, aunando la heterogeneidad bajo un proyecto con demandas muy amplias y sin un pasado.
Hay partidos que representan al Bierzo pero no a la amplia mayoría de bercianos que confían cambiar sus instituciones, que reclaman más autogobierno, más justicia social y sobretodo más soberanía y que esta sea más horizontal. Quizás sea por los límites de los partidos en las instituciones, esos que algunos llaman en clave internacional la real politik, quizás sea por que una vez en el cargo incumplir con disciplinas de partido o proponer alteraciones a «lo existente» o «lo político» resulte incómodo. Lo que está claro es que el trabajo comienza desde abajo y con el compromiso que se pueda ofrecer, pero nadie va a salvarnos y esto debemos grabarlo a fuego.
Yo también quiero un Bierzo de progreso, con memoria y sobretodo con futuro. Y no creo que exista nadie que quiera lo contrario. Hagámoslo posible como buenamente podamos y sobretodo, como queramos nosotros, los bercianos.