La Puebla, 1952

Allá por 2018, el mítico Hotel Madrid, ahora ALDA Centro, comunicó su reapertura, algo que la entonces regidora de Ponferrada calificó como
“El resurgir de la Avenida La Puebla y de los negocios de esta emblemática calle”. Casi tres años y una pandemia después, las inmediaciones de esta zona han sufrido importantes remodelaciones urbanísticas, justificadas en gran medida como acicate para la dinamización comercial. Conviene hacer un par de reflexiones sobre la conjugación entre urbanismo y economía para entender el porqué del clímax y declive de esta zona.

Lo cierto es, que la anárquica evolución urbanística de Ponferrada, responde a un patrón cuyas bases se asientan en el desarrollo económico de la Comarca. Es bien sabido en Ponferrada, que el barrio de “La Placa”, debe su nombre a la placa giratoria construida para la reparación de trenes; o que el barrio de Compostilla se conoce como “Poblado de Endesa”, por la central térmica de esta empresa, asentada en el mismo lugar.
Si nos remontamos en el tiempo, podemos retroceder a un Bierzo, en el que se registraban decenas de explotaciones mineras, cuyas materias primas, ya fueran carbón o hierro tenían como vía la capital del Bierzo, donde además de asentarse buena parte de la industria de transformación, había una buena conexión férrea y por carretera, hecho que catalizó el crecimiento de Ponferrada en lugar del de Villafranca, que entonces era un núcleo más importante. Los procesos de transformación de estas materias, movilizaban en Ponferrada a gran parte de su masa obrera, ya fueran trabajadores sin especialización o ingenieros. Claro está que toda aquella gente demandaba tiendas de alimentación, farmacias, fábricas de gaseosas o tostaderos de café que tuvieron que asentarse allí donde había hueco, es decir al otro lado del puente Cubelos… Así es como a partir de los años 40, la antigua y descolocada paleociudad comenzó su proceso de expansión, esta vez de forma relativamente ordenada, teniendo como eje central la Avenida de La Puebla, que estaba imbricada en la Carretera de Madrid, una de las principales arterias de la ciudad para el tráfico rodado.

El PGOU de 2007 supuso un cambio drástico en el planteamiento de ciudad, orientando la urbanización de Ponferrada al pelotazo urbanístico que era a la vez motor de desarrollo económico y consecuencia del mismo. Suponían en 2007 que con este método se alcanzarían los 123.000 habitantes en pocos años, que al igual que en los cuarenta incrementarían la demanda de productos y por ende el comercio. Así, sutilmente, se apuntaba a la coexistencia de varios polos comerciales.

La crisis de 2008, tenía otros planes para Ponferrada: El cierre de la construcción primero, y la minería después negaron esta la posibilidad de una ciudad con dos ejes comerciales, sacrificando la actividad en el centro, que además de ser menos accesible al tráfico rodado, por motivos obvios, tenía más dificultades para competir con la gran superficie donde se concentran dos puntos débiles de la humanidad del s XXI; variedad y la comodidad.
Así, la zona de comercio ha sido desplazada hacia las afueras y Ponferrada mira hacia la Rosaleda, donde se localiza ya buena parte del ocio y el sector servicios.

Quizás, una limpieza en la Puebla, unas luces en la fuente de Lazúrtegui, o alguna calle peatonal pueda ayudar al sector servicios, pero sin duda no significará el despegue de esta zona, aunque sí podría ser un buen argumento para el abandono de otras menos céntricas.

De solucionarse todo con luces de colores, reasfaltados y jardines, cuando Julio Lazúrtegui (el señor) escribió Una Nueva Vizcaya a Crear en El Bierzo – Altos Hornos y Acerería en Ponferrada lo hubiera titulado Una Nueva Rotonda a decorar en El Bierzo.


Iván Samprón Alonso

Escrito por:ofiandon

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