
“Nos pasan un montón de cosas a lo largo y ancho de la vida. Unas pasan en el sentido literal, itinerante, pero de largo, como la suerte que convocamos en algunas ocasiones y a penas nos roza para irse con el vecino; otras, nos traspasan y se llevan con ellas lascas del pulmón, del higadillo o del miocardio del alma; pero no pocas lo que hacen es quedarse ahí en nuestras mollas, en el tejido adiposo – a veces, entreveradas como el sabroso tocinete que irriga de untosidad el buen jamón ibérico –, en las circunvalaciones del cerebro, en las glándulas suprarrenales o en los tendones. Estas, las que se quedan en los tendones, son las que con más frecuencia animan a la acción muscular o anímica y casi siempre proceden de nuestra infancia, que es, en definitiva, nuestra única patria o matria, y no lo digo en servicio de corrección, sino de la justicia.”
Así habla José Luis Cuerda de la vida y en especial de su infancia, la cual vivió a saltos entre Albacete y Masegoso, el pueblo de sus padres y abuelos. Fue en este pueblo, a esa corta edad, cuando empiezan a fraguarse las influencias que recorrerán la filmografía de Cuerda.
Su abuelo Julián, llamado “Julio”, era labrador y comerciante. Julio tenía un caserón grande a la entrada de Masegoso, a donde las visitas eran muy frecuentes durante la infancia de Cuerda. Allí aprendió todo lo que sabe, que no es poco, del mundo rural. Y también a apreciarlo, pues afirmó en varias ocasiones que los mejores recuerdos de su infancia transcurren en este pequeño pueblo.
Señala especialmente la gran fuente de sabiduría que eran las larguísimas sobremesas y, sobre todo, las curiosas e inspiradoras historias que le contaba su peculiar abuelo Julio. Siempre le ha considerado la persona más influyente en los «desmadres» de sus guiones, pues es de aquellas historias de donde nacen gran parte de las escenas o personajes de sus películas. Como por ejemplo, el ciego que interpreta Ciges en Total, que por muy ficticio que nos parezca está extraído de la más pura realidad (aunque ni vivía en Londres, ni mató a la mujer).

«Salta, que hay charco»
Este director ha sido en varias ocasiones encasillado dentro del surrealismo y, en concreto, en un «subruralismo». Término que comenzó a usar el poeta italiano Gianni Toti cuando vio Total en el festival de Montecarlo. Sin embargo, él no estaba tan de acuerdo con estas afirmaciones y así explica que es eso que él hace: «Lo mío, esa es mi firme creencia, no es surrealismo, como se ha dicho, sino pegarle un revolcón a la lógica, fajarse con ella cuerpo a cuerpo y retorcerle el pescuezo hasta que vomite sus últimos argumentos.»

Otro ejemplo dentro de Total es cuando Ciges y Manuel Alexandre van por las casas comiéndose las ristras de chorizos. Esta escena no es más que una historia mil veces oída en su niñez, en la que le contaban como el abuelo Julio y un amigo suyo recorrieron todo el pueblo diciendo que venía el fin del mundo y que no valía la pena tener tajadas de lomo en las orzas ni chorizos colgados.
Con Total descubrió la gran fuente de inspiración que tenía en su memoria, en su infancia y en su pueblo. Y con esta película inició la trilogía que seguiría con Amanece que no es poco y Así en el Cielo como en la Tierra.
De la conocida Amanece que no es poco explica, que fue fruto de un ejercicio de ensimismamiento para buscar las cosas que con más sinceridad y sentimiento llevaba dentro. Buscó entonces personajes y escenas que representaran todo aquello que pensaba y sentía y decidió que todo eso debía grabarlo en su tierra.
Y así nacieron otros tantos personajes, frases y escenas que desde entonces retumban en las cabezas de los amantes de su cine. Entre ellos, nacen los hombres de la tierra, esta creación no es más que la forma en la que la cabeza de Cuerda imaginaba a las personas muy enraizadas a su tierra. Cuando las personas le hablaban con tanto amor y cariño de sus raíces se imaginaba eso: una persona sembrada.

Como vemos, en un cine que puede parecer en un primer instante tan disparatado, todo tiene su lógica. Por eso quizá Cuerda nunca aceptó que le tildaran de surrealista. Porque sus películas no son más que la disparatada, divertida y sana realidad que se vive en los pueblos.
«Para mí, Amanece que no es poco, es el compendio de muchos asuntos sobre los que vale la pena reflexionar, y burla burlando, reírnos de ellos. Nunca me reiría de la España rural, pero me he reído mucho con la España rural, con la gente del campo y sus ocurrencias. Su sana predisposición a reírse de sí mismos o, si toca, del forastero. Este tipo de visión lo tiene la gente de campo con respecto a los criterios con los que se rige, por lo general, la vida de ciudad: que hay demasiado de todo y no hace falta tanto(…) Dentro de Total o Amanece que no es poco, uno puede encontrar una depuración de ideas y sentimientos sobrantes, lo que en el fondo es un ejercicio de ascesis dentro del mundo en el que vivimos.» José Luis Cuerda
Hoy, hace un año que dejaste de retorcer la realidad, de exprimirla, de provocarnos la risibilidad. Hoy hace un año que el cine español perdió a uno de los directores más necesarios que ha tenido este pueblo, ¡casi más que el alcalde!
Oye, y «qué irse, que apagarse…».
A ti, que nunca cometiste el error de echar andar cuando escuchabas «arre».
Gracias maestro, por hablar de y desde los pueblos con tanto «xeito».
Ayer en la dos de televisión española pusieron el bosque animado, que también hace un retrato de la vida rural impresionante a mi modo de ver. Muy buen artículo!
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Muy buena esa también! Se me quedaron muchas cosas en el tintero la verdad, pero tampoco quería que fuera muy extenso. Y me alegro que te gustara!!😊
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