El 1990, Cerro Belmonte, un barrio Obrero de Madrid se vio sometido a lo que podría ser su desaparición. Varias constructoras habían puesto los ojos sobre los terrenos en los que estaban las humildes viviendas de 214 vecinos, y que habían sido construidas a mano. De seguir adelante los planes, serían expropiados a cambio de una injusta indemnización de 5018 pesetas por metro cuadrado (30 euros) con el visto bueno de la administración. La respuesta popular frente al Ayuntamiento fue Radical. Celebraron un referéndum de independencia, redactaron una Constitución, cerraron fronteras con vallas de obras e incluso llegar a acuñar moneda (cachondamente 5018 pesetas por cada belmonteño). La aventura llegó tan lejos que se pusieron en contacto con la Cuba de Fidel Castro, que les dedicó 45 minutos en uno de sus interminables discursos.

Cerro Belmonte. Fuente: elsaltodiario.com

Más allá de la anécdota, esta situación esperpéntica y desesperada, reflejó el clamor de un barrio contra un modelo económico salvaje que pretendía despojar a sus habitantes de lo único que tenían. La pseudoindependecia de Cerro Belmonte fue utilizada con astucia para luchar contra la especulación inmobiliaria en una situación límite. El resultado fue claro, en palabras de los propios sediciosos el Ayuntamiento de Madrid «capituló» ante las exigencias independentistas y el Reino de Cerro Belmonte se reanexionó a España tal y como rezaba su Constitución.

En la misma línea pero con distinto objetivo y manera recientes voces y voceros han clamado por la provincia del Bierzo, que ha llegado a ocupar varios minutos en el pleno del Ayuntamiento de Ponferrada en plena pandemia. Regionalismos enfrentados y escisiones fratricidas parecen estar de acuerdo en constituir la provincia número 51. Unos quieren una provincia del Bierzo para frenar el «separatismo de León»,  hay quien habla de un País Leonés de cuatro provincias, otros de conformar a quinta provincia galega y están quienes piden una nueva provincia en Castilla y León. Incluso vemos el curioso caso de un partido al que en menos de un mes le ha dado tiempo a votar a favor de ser la décima provincia de Castilla y León, de formar parte de una Autonomía leonesa sin Castilla y de solicitar al parlamento gallego la anexión como quinta provincia. Mientras, un mar de datos, vallas publicitarias, topónimos y otros argumentos con el rigor de una berza en una fiesta de cumpleaños, pululan por la pequeña secta que son las redes sociales, que es donde se centra la cuestión principal: mover os marcos.

Y aunque el debate no está en la calle, ha llegado a las administraciones, lo que hace entrever que la astucia ha fluido al revés: en vez de ser un grito popular contra el abandono administrativo, ha llegado desde arriba, desde las propias instituciones, y como no, viene a golpe de titular pero sin especificar por qué cómo, cuándo o incluso dónde. Y digo dónde porque ni siquiera está claro cuáles son los apellidos del Bierzo, como bien apuntaban por aquí. La conclusión es que estos tiempos son complicados para proponer proyectos que ofrezcan alternativas y cuestionen de manera inteligente el abandono de la región berciana por parte de la Junta, la Diputación, el Consejo o los Ayuntamiento(s), pero son perfectos para generar debates poco profundos y con lenguaje fácil y grandilocuente que ocupe titulares. Esta ecuación se resuelve fácil si se tiene en cuenta que algunos de los sostenes del proceso, aun estando dentro o apoyando a los Gobiernos de estas administraciones, han sido incapaces de resolver problemas del día a día desde sus respectivos cargos, aunque sin embargo apuntan a la creación de otra Administración para afrontar los mismos retos.

Al contrario que en Cerro Belmonte, el ciudadano es un mero espectador, del que se requiere una gran dosis de sentimentalismo identitario bastante rancio y un ineludible apoyo electoral pero se aparta su participación política para que no descubra que todo es una cortina de humo para barrer votos.

Así una cuestión puramente política llega a la ciudadanía disuelta en una tertulia prácticamente futbolera, creando el caldo de cultivo perfecto para la aparición de caciques locales que llegan cargados de opciones faraónicas mientras en la hoya suceden cosas como el colapso de la UCI o la denuncia de condiciones laborales abusivas por parte de los trabajadores que desmontan Compostilla II sin que nadie mueva un dedo.

Iván Samprón Alonso.

Escrito por:ofiandon

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