« Dicen que hay que olvidar el pasado, pero yo digo que el que olvida el
Francisca Nieto, ‘Paquina’
pasado no es digno del presente, porque no le sirve. Sabiendo lo que ocurrió en el pasado, tenemos una lección para el presente, sobre todo para que no haya tanta avaricia, tanto crimen, tanta riqueza y tanta pobreza ».
Si bien se considera que el final de la Guerra Civil fue el 1 de abril de 1939, esto no es más que parte del relato de los vencedores. Para otros el conflicto no había acabado ahí, ni mucho menos. Tras el desconcierto de la caída del Frente Norte y la lucha por la supervivencia, con la esperanza de que la República se organizase desde el exilio y que las potencias aliadas intervinieran, hubo quienes se negaron a aceptar la victoria de la dictadura, la resignación ante sus crímenes. Frente a la imposibilidad de encajar en ese sistema, la única respuesta posible era el dolor del silencio o la rebeldía. Así se forjó la leyenda de ‘los del monte’.
Desde mediados de 1941 se va gestando una de las agrupaciones más importantes de fuxidos, que acabará alumbrando, en abril de 1942, en los montes de Ferradillo, la fundación de la Federación de Guerrillas León-Galicia; la primera y más organizada guerrilla de posguerra, un episodio decisivo para la resistencia antifranquista. La guerrilla no se puede entender sin el golpe de Estado, sin la Guerra Civil y sin la represión. Tal fue la amenaza que suponía este movimiento de carácter político y militar para el régimen que movilizó todas sus fuerzas y mecanismos de coacción para combatirlo, en el terreno físico y en el simbólico. Asimilar la guerrilla al ‘bandolerismo’ suponía reducir su imagen a lo marginal, al descrédito. Sin embargo, aquellas personas que se movían entre la supervivencia y el antifascismo no eran un simple puñado de maleantes y delincuentes. Estas gentes se integraron en la guerrilla empuñando las armas, dando sustento, cobijando bajo un falso techo o indagando información.

Los enlaces
La guerrilla no puede explicarse sin los enlaces, los hilos invisibles de la resistencia. No
sólo se organizó la lucha armada con el objetivo de derrocar al régimen. También se articuló una potente red de enlaces, esencial para infiltrarse entre las fuerzas asociadas al franquismo, conseguir información para anticiparse a sus acciones, investigar los objetivos a atacar, buscar el apoyo popular explicando el sentido de la lucha y contactar con los hombres y mujeres antifranquistas. En el seno de la Federación de Guerrillas León-Galicia se desarrolló la ‘organización del llano’, encabezada por Gonzalo López Voces, ‘Policía de Acero’. En un primer momento este entramado recibió el nombre de ‘Servicio de Información Republicana’ (S.I.R.). En el IV Congreso de la Federación se renombraron como ‘Milicias Pasivas’. A los enlaces se les pedía discreción, espíritu de lucha y sacrificio y condición antifascista.
Desde el primer momento fueron las familias, amistades y vecinos quienes se convirtieron en el principal apoyo de los huidos, lo que provocó que sufrieran la presión despiadada de las fuerzas del orden franquista. La violencia sembró no sólo el miedo y la desgracia; también la insumisión ante el abuso, la insurgencia ante la imposición del régimen ilegítimo. El régimen franquista, desde la sublevación, fue un fraude de ley, un derribo de la democracia, de principio a fin. Con el tiempo, a las personas más cercanas a los escapados se unieron aquellos que estaban impulsados por sinergias ideológicas que, dentro de la heterogeneidad, tenían como común denominador el antifascismo. Así se teje una compleja y organizada red de enlaces; los ojos y los oídos de la guerrilla.
A partir de 1945, y en especial con el abandono por parte de las potencias vencedoras de
la II Guerra Mundial, se recrudece la persecución hacia la guerrilla. El 4 de junio, a raíz de una delación, se produce la conocida ‘caída de Columbrianos’. En esta localidad, en la casa de Catalina Martínez Núñez, se encontraba el principal punto de apoyo y organización de la Ia Agrupación. La Guardia Civil fue descubriendo la magnitud de la trama de enlaces del llano, que fueron cayendo como fichas de dominó. Buscando los nombres de los mandos de la guerrilla se produjeron gran cantidad de detenciones, una desarticulación que se tradujo en el corte de la comunicación de Ponferrada con O Barco de Valdeorras. Supuso el inicio del declive de la Federación de Guerrillas León-Galicia.
Si bien ante la falta de pruebas la mayor parte salió pronto de la cárcel, hubo algunos que murieron torturados. Desde entonces, se intensificó la virulencia de las acciones de la resistencia guerrillera y de las autoridades franquistas. Estas últimas cambiaron la estrategia del enfrentamiento directo por la infiltración y el acoso a los enlaces y a la población. Las delaciones y el temor a ser cazados hicieron que gran cantidad de enlaces se echasen al monte para ser protegidos o para unirse a las fuerzas militares, con la idea de huir fuera de España cada vez más presente.
La mayor parte de los apoyos eran personas de procedencia humilde y de convicción antifascista, en especial en las comarcas mineras. Colaboraron asimismo quienes padecieron en sus propias carnes la violencia del régimen y de los falangistas o que vieron cómo sus seres queridos eran víctimas de ella. Pero también hubo algunos médicos, clérigos rurales e incluso guardias civiles que actuaban por el sentido humano y la solidaridad vecinal propia de la tradición de los entornos rurales.
Bajo el amparo del Decreto-Ley de 1947 sobre Delitos de Bandidaje y Terrorismo, el hostigamiento del régimen y la sangre vertida en los campos fue aún mayor. La desarticulación de las Milicias Pasivas cortó los hilos de resistencia de la guerrilla y los chivatazos y detenciones fueron desnudando su armazón estructural, con ejecuciones sin juicio alguno o, de haberlo, una farsa en la que la condena ya estaba sentenciada previamente. En 1948, el aliento de la lucha antifascista se iba extinguiendo y sus protagonistas se debatían entre la propia defensa de su existencia y el exilio.
Las mujeres
Las mujeres, devueltas a la minoría de edad, debían recobrar el papel de ‘ángel del hogar’ y buena cristiana que imponían la Iglesia y la Sección Femenina de Falange. Las mujeres afines a la legalidad republicana que lograron salir de la cárcel y se salvaron de ser asesinadas fueron ejecutadas en vida, sometidas a la humillación de ser ‘sucias rojas’, con la prohibición de llevar luto por sus ajusticiados, los cabellos rapados, obligadas a beber aceite de ricino y hasta violadas. Esta vejación y desprecio empujó a muchas mujeres a las que les habían arrebatado su familia y su dignidad a convertirse en colaboradoras de la resistencia como enlaces e incluso como guerrilleras. El amor surgido con compañeros de la guerrilla hizo que cargasen con el apelativo de ser ‘las putas de los del monte’.
Para Secundino Serrano, la presencia de mujeres en las redes de enlaces era de entre un
20% y un 40%. Alejandro Rodríguez ofrece la cifra de 34% para la comarca del Bierzo.
‘Paquina’

Francisca Nieto Blanco fue elegida en 1933, sin saber que se barajaba su nombre, miss
Ponferrada. ‘Paquina’, como la llamaban, es la referente que muestra que tras un rostro
de mujer, por mucho que sea subestimada, puede estar la jefa de una sección de enlaces.
En la posguerra dirigió la ‘estafeta’ de Ponferrada, gestionando la comunicación entre los distintos grupos de guerrilleros.
Se casó en 1935 con uno de los más importantes líderes sindicales del Bierzo, Vicente
Campillo Ovalle, con quien tuvo un hijo, Alberto del Progreso. Con la entrada de los golpistas en Ponferrada en julio del 36, Vicente huyó al monte y desde allí, con otros hombres, se dirigió a Asturias para formar parte del Ejército Popular de la República, donde fue herido de muerte. Como otras tantas mujeres cuyos maridos habían acudido al frente, ‘Paquina’ fue detenida, le cortaron la melena y la llevaron por la calle como si fuera una delincuente hasta la prisión de Ponferrada, donde cada día vivía el hacinamiento y el temor al ‘paseo’. En 1937, con la muerte de su marido, fue puesta en libertad vigilada.
Abrió en Ponferrada, en la calle Gil y Carrasco, un pequeño comercio de alimentación con el que ganarse la vida. Ahí empezó a contactar con grupos de huidos y a convertirse en una importantísima ‘hilandera’ en el tejido invisible de los enlaces de la guerrilla.
Como ocurrió con muchas otras personas, la Guardia Civil descubrió su identidad con la ‘caída de Columbrianos’, tras lo cual fue sometida a Consejo de Guerra en León y condenada a tres años de prisión. Cumplida su pena, en 1948, no pudo soportar la situación en la que quedó sumido su pueblo y decidió emprender la marcha hacia el exilio.
Con su hijo se instaló en Buenos Aires, siempre con el pesar y la añoranza de su tierra, su
gente y sus montañas.
Una sociedad adormecida, cada vez más individualista, que carece de compromiso y que
evita posicionarse es el entorno perfecto para el auge de los neofascismos. En tiempos de
relativismo exacerbado, reclamar el antifascismo y su memoria como un valor intrínseco
de las sociedades democráticas es inexcusable. ‘Paquina’ fue una de tantas mujeres que
aun con todo el dolor en sus adentros dieron hasta lo que no tenían, dispuestas a todo,
arriesgando sus vidas, pues era lo único que les pertenecía, junto con el hambre de justicia
y de libertad.
Elena Rodríguez Álvarez
Bibliografía
Secundino Serrano, Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista, Madrid, 2001.
Alejandro Rodríguez, Resistencia armada y guerrilla en la provincia de León, León,
2020, colección La Guerra Civil en León, coordinada por Wenceslao Álvarez y Víctor
del Reguero.
Alejandro Rodríguez y Laura Martínez (eds.), Federación de Guerrillas de León-Galicia,
Santiago de Compostela, 2022.
Javier Rodríguez, León bajo la dictadura franquista (1936-1951), Universidad de León,
2003.
Santiago Macías, El monte o la muerte. La vida legendaria del guerrillero antifranquista
Manuel Girón, Madrid, 2005.
Filmografía
Odette Martínez, Ismäel Cobo, Laetitia Puertas, La isla de Chelo, 2008. Documental
sobre la vida de la enlace Consuelo Rodríguez López.
http://www.antonioaltarriba.com/chelo-la-ultima-guerrillera-antifranquista/