
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.»
Con este poema doy comienzo a este artículo, pertenece a Martin Niemöller, siempre crítico con el Nazismo y con la posterior situación de la RFA llegando a ser considerado un traidor por parte de este gobierno títere de EEUU, pero…¿Qué quieren decir estos versos?. Es sencillo, la pasividad y la equidistancia ni funcionó ni funcionará nunca como medio de lucha contra la ultraderecha y el fascismo, vemos cada día como los grandes medios de comunicación dan voz e imagen a los representantes de estos partidos sin ninguna clase de réplica a sus mentiras, observamos sus opiniones y las comentamos abiertamente como si fuesen totalmente respetables, sin embargo ponemos el grito en el cielo cuando un grupo antifascista ataca a un Neonazi que había estado de «caza» la noche anterior.
Esto, viene relacionado con otro problema de mayor importancia y que goza de unas profundas raices en nuestra sociedad es la ausencia de verdad, ¿que a qué me refiero? con Internet y la globalización, estamos siendo continuamente bombardeados con información, somos la generación mas informada de la historia, queremos saber algo y al instante gracias a Google o Facebook lo podemos saber pero…¿qué pasa cuando Facebook miente? ese es el problema, nos quedamos con una opinión, una noticia, sea cual sea, no nos preocupamos por conocer otros puntos de vista y contrastar su veracidad, ¿Por qué iba a gastar 30 segundos de mi valioso tiempo en conocer la verdad? quizá podáis pensar que esto es un padecimiento de otras generaciones anteriores a la nuestra o que incluso tiene que ver con el nivel de estudios, nada mas lejos de la realidad, seguramente mucha gente menor de 30 o incluso de 20 años vea esta situación entre sus amigos y compañeros estamos faltos de un pensamiento crítico, desde el colegio hasta la universidad no te enseñan a a pensar por ti mismo, te enseñan como aprobar un par de exámenes y como contestar a unas preguntas de la forma mas correcta posible.
Volviendo al tema que nos atañe y relacionado con lo anterior, es precisamente esa enseñanza de «responder lo correcto» lo que en muchas ocasiones alienta y envalentona las acciones fascistas, carecemos de un sentimiento de lucha, vemos a grupos antifascistas reventar actos y sedes de la ultraderecha y la frase que se nos viene a la cabeza es «la violencia nunca es la solución».
No voy a ser yo quién derrame una lágrima por un fascista apaleado a la salida de un after o critique la quema de una sede de Amanecer Dorado en Grecia, ni voy a ser yo quién olvide a todos aquellos que en España lucharon y se dejaron la vida en una batalla contra el fascismo que parecía perdida, este texto no es mas que un recordatorio de lo que pasa cuando hacemos oídos sordos y nos ponemos de perfil ante la barbarie. El enemigo, por mas que la ultraderecha insista, no es de raza o género, el enemigo es de clase, siempre camuflado en ideologías que pretender dominar y arrodillar al pueblo.