Se desvanecen las oportunidades de ocio, trabajo y, en definitiva, la calidad de vida.

Me acuerdo perfectamente de la primera vez que escuché y me explicaron la idea de «fuga de cerebros». Fue en una clase en mi instituo del Bierzo en algún curso de la ESO, quizás de Geografía o de Lengua castellana para el análisis de un texto.

En un principio pensé que era un término que ligaba el escape o migración de un territorio a personas excelentes, de ahí lo de «cerebros». Pensaba que quería decir exclusivamente que las personas más preparadas se iban y no regresaban, aparte de en vacaciones, a su región natal. La región natal formaría no solo en conocimientos generales usando un dinero, sino también en aquellas peculiaridades tanto por profesionales originales como por lo que el propio territorio ofrece. Más tarde, las personas, jóvenes, tras recibir toda la carga formativa emplearían su «talento» o su mano de obra fuera, supuestamente enriqueciendo a otro territorio. Estes otros territorios serían normalmente fuera del país o en ubicaciones urbanas más o menos alejadas. Este fenómeno es visto, y por una vez bastante acertadamente, como un empujón que fuerza a los habitantes a buscarse la vida y oportunidades en otros lugares muy lejanos y diferentes, de ahí a que haya otras ofertas más atractivas para realizarse o desarrollarse profesionalmente. (Solo profesionalmente?)

Una vez dicho esto, creo que no fue hasta hace más bien poco que entendí realmente qué es este éxodo rural/intelectual y sus consecuencias mucho más profundas y más de largo plazo.

La pérdida de volumen humano no es únicamente negativo para el tejido económico por esa inversión, pública, que no será reembolsada en «tu» sociedad. La fuga de cerebros es tal desde que un cerebro se marcha, sin ningún sentido capacitista de superioridad intelectual. Da igual la profesión a la que las personas migrantes busquen u opten por realizar, las personas educadas, socializadas y con una red social, en este caso en El Bierzo, cuentan todas ellas con cerebro y con un aprecio, normalmente, diferente a la tierra donde se crían. El arraigo, raigambre, raíces familiares y conocimientos y experiencias informales varias son muy necesarios para crear, empezar proyectos o contiuar con otros y todos podemos ser protagonistas de ello sin necesidad de llegar a lo que se nos dice que es «lo más alto».

Otro de los problemas es que con la aculturación presente (descrita en el link) y la urbanización, este fenómeno de emigración puede ni siquiera ser tan desastroso ya que cada vez tenemos menos cohesión y red compacta comunitaria. Sería, así, consecuencia de la fuga de cerebros anterior, normalmente de la generación de nuestras abuelas, que sí, también tenían cerebro y posiblemente adaptativamente al entorno mucho más desarrollado. Es por eso, que podemos pasar por un centro educativo casí sin conocer nuestra comarca ni nuestro pueblo, yendo directamente a estudiar formación superior y deseosos de vivir en Reino Unido, Madrid o Barcelona sin dejar una impronta positiva. (Quizás en esas ciudades nos dejen vestir como queramos, podamos ver películas alternativas, comprar en tiendas raras o tener una vida nocturna como la de las «pelis»).

Sin embargo, a nivel laboral, sobre todo en la población rural, contamos, y siendo el Bierzo rural, con mayor conocimiento de oportunidades laborales sin darnos cuenta.

La idea de que la fuga de cerebros es de una especie de clase alta, científicos que acabarán con todas las enfermedades invisibiliza una mayoría de tareas no asociadas a «las ciencias de laboratorio» desde lo más inocente como la mejora de recetas de champús multi-ingredientes, a otras áreas más perjudiciales como la mejora en eficiencia de la explotación cárnica o mejoras de fabricación en serie de productos más que innecesarios. Lo que quiero decir es que, siguiendo la idea superficial clasista y chauvinista aparente de la fuga de cerebros, quizás ni sea tan malo que personas formadas en ciertas ramas se vayan en comparación a la falta de relevo de las personas que nos dan de comer.

Parece que ignoramos de dónde proviene nuestra comida, los libros o incluso tiendas para hacer copias o comprar plantas. Si le damos, todavía, más importancia a algunos trabajos que a otros, aparte de ser discriminatorio e injusto, ni nos percatamos del vacío estructural de algunos labores. Así, grandes multinacionales ocuparían esas brechas de manera natural como está sucediendo. Si continúa el desprestigio en el sector agrícola a ningún joven le apetecerá adentrarse en este mundo, emprender ni incluso continuar con el negocio de algún amigo o familiar por ser de catetos, subdesarrollados y no del progreso. ¿Qué es el progreso?

¿Acaso no necesitamos tanto mejoras en tratamientos traumatológicos como manzanas, guisantes y aceite? ¿No es igual de triste y negativo acumular los puntos de generación de nuevo conocimiento en universidades como acumular la riqueza en grandes supermercados con muchos intermediarios y mayor transporte de productos?

Este tema da para mucho más, pues con la fuga de cerebros, si dejamos a un lado el sobrevalorado en nuestra sociedad mercado laboral y generación de capital, va asociado una pérdida social y cultural como ya hemos señalado. La calidad de vida de las personas que SE QUEDAN por los motivos que sean puede verse empeorada. La soberanía alimentaria se empobrece al depender del maíz de Bolivia o del sur de Valencia o pan que enriquece a ricos más interesados en la Bolsa que en la calidad de la hornada del día de San Roque. Sin embargo, también se empobrece todo lo que no es TRABAJAR, porque hay quien aún trabaja para vivir y no al revés, ¿no?

Con la fuga de cerebros, ¿a dónde se van tus amistades con tantas experiencias ya compartidas? O, aún más importante ya que las amistades de la infancia no son tan elegidas, ¿dónde se van esas amistades potenciales sean de un día, un viaje o el resto de nuestras vidas? ¿Quién organizará las fiestas de tu pueblo, con quién bailarás, qué bailarás? ¿Quién se llevará el dinero de amenizar y hacer disfrutar en las verbenas, colegas que juguetean con la música, grandes negocios únicamente? Decrece la diversidad junto con esta fuga de cerebros no solo por el descenso de nacimientos; fenómeno que no tiene ni que ser negativo dada la superpoblación hoy día.

El tejido social, normalmente supereditado al económico, se queda huérfano y los habitantes nos vemos empujados casi sin alternativa a ver televisión o a sobreutilizar las redes sociales u otras opciones de masas y con menos alma. Sin ánimo de atacar el entretenimiento electrónico, lo importante es la libertad de escoger, que es lo que se ve aminorado y que aporta más aún al círculo vicioso de «en el pueblo me aburro así que no voy o si voy es para las fiestas en las cuales participo pasivamente». Fuga, fuga y fuga. Lo que también es política, como la organización de las fiestas, recogida de frutas o diferentes actividades queda exclusivo para el partido de tu Ayuntamiento organizando para las y los vecinos y no de manera horizontal y comunitaria, si ponemos el ocio festival como ejemplo.

Pienso que es importante analizar nuestro papel como vecinanza, a quién le intercambiamos nuestro dinero por comida, quién es quien se enriquece, no solo con ello sino con el mero ocio que normalmente y cada vez más será desligado y algo artificial, alimentando el círculo vicioso de lo aburrido.

Es fácil comparar algunas iniciativas respetuosas y cercanas con la ciudadanía (rural) con aquellas que no lo son y que pueden tener muy poco efecto llamada o evaluaciones positivas. Hoy en El Bierzo vemos pequeñas excepciones de personas, de aquí o de allí, con ideas emprendedoras, sean con negocios de hostelería, investigación y revitalización de la música popular, o con el simple hecho de cuidar castiñeiros o cebolas aquí y hacer fiestas en torno a estas.

Sin cerebros corremos el riesgo de que solo aquellas iniciativas socioeconómicas más simplistas, novedosas y clientes de la más fea y capitalista globalización o grandes poderes económicos y políticos perduren. Ojo, en ocasiones nos pueden salvar de un apuro o pueden estar incluso bien, enriqueciendo con diversidad de oportunidades. Al contrario, suelen llamar más aquellas iniciativas más cercanas, además con menor gasto de publicidad o económico en general o menor emisión, por cercanía, de CO2.

¿Más starbucks y mcdonals o mejor, bares de tapas de Senegal o Ancares, dando trabajo a personas que buscan mejorar su calidad de vida sean de donde sean?

¿Incentivamos la conexión social para que jóvenes se conozcan y acaben, por ejemplo, creando grupos de bailes modernos o tradicionales, o de manga o cortometrajes, aunque sea en verano, o continuamos con la cultura del alcohol y del aburrimiento todos los días beneficiando a las marcas de bebidas destiladas o al mero consumo por consumo?

Sin cabezas sintientes y movidas, ¿quién va a contratar a un informático si no habrá usuarios de internet? Se nos fugan los cerebros, todos los cerebros, todos son dispares e iguales.

Para acabar, la intención de este batiburrillo de opinión era aportar a la idea general que se tiene de la problemática de la fuga de cerebros. No es un proceso solo del presente pero sí cuenta con una idiosincrasia especial hoy en día también ligada a la formación más institucional. Es más, corrigiendo algo lo expuesto anteriormente, quizás incluso se eche en menor medida de menos a un investigador en dermatitis en el pueblo que a un peluquero o terapeuta o animador sociocultural. Además, quizás esta joven que se fue a Berlín a realizar su tesis en medicina interna, agradezca que continúe a cocer algo en su ciudad, sea Ponferrada o Bembibre y que los más peques tengan oportunidad, como ella tuvo, de desarrollarse con opciones de calidad, interesantes y rodeados de gente que interactúa.

Indesestimable este árticulo ya publicado sobre pérdida poblacional para entender un poco la reducción de cifras pero no puede ser entendida de una manera central.

Tampoco debemos olvidar que esto es un problema sistemático y no hay culpables individuales. Así, podemos aportar con lo que podamos y estimemos necesario aunque vivamos lejos, como muchos de nosotros hacemos sin necesidad de crear una empresa, plantar una hectárea de pimientos o adquiriendo el 80% de tus alimentos de agricultores bercianos.

Reflexionemos !

Por @muricego

Escrito por:Muricego

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