¿Es el cine una vía de escape o un acercamiento a la realidad? Yo creo que puede ser ambas cosas, y en muchos casos a la vez. Por eso, os traigo una pequeña selección de películas que creo que cumplen ambas funciones. Son ese entretenimiento tan buscado en estos días y también un acercamiento a ciertas realidades que tanto necesitamos. Cinco títulos de un cine español olvidado y poco valorado.
1- El espíritu de la colmena (Victor Erice, 1973)
Un pueblo de Castilla, dos hermanas como protagonistas y el cine que comenzaba a llegar a los sitios más apartados de la España de la posguerra como punto de partida. Un domingo llega al pueblo la cinta “El doctor Frankenstein”, y ambas conocen ese concepto que tan inútilmente evitamos: la muerte. Cada una se hará preguntas muy diferentes, tomará su propio camino de indagación y se adentrarán solas en la senda del conocimiento.

Victor Erice sabe que nunca seremos tan sabios y a la vez inocentes como cuando éramos niños, y así nos lo muestra en esta curiosa película, que se desmarca de lo puramente narrativo para llevarnos a un ambiente más sensorial y poético. Con una apariencia que bien podría estar inspirada en cuadros de Vermeer e imágenes que podrían perturbar o perder al espectador, pero son las mismas que ponen el sentido de este film.
2- Los santos inocentes (Mario Camus, 1984)
España franquista. Durante la década de los sesenta, una familia de campesinos vive miserablemente en un cortijo extremeño bajo la tiranía del terrateniente. Una vida de servidumbre, sometimiento y humillación .

Es una adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes publicada en 1981, donde el escritor retrató la convulsa y gris realidad de la España de los sesenta. El autor dedicó esta obra a Félix Rodriguez de la Fuente, que falleció un año antes de la publicación de esta.
La película se podría resumir con la repetida frase con la que los campesinos se dirigen al señorito: “a mandar, que para eso estamos”
Amable de ver y una buena invitación a la reflexión. Quizás los señoritos de ahora se sientan en diferentes sillas y tienen diferentes nombres, pero ahí están.
3- Solas (Benito Zambrano, 1999)
El individualismo y las desigualdades que tanto se maximizan en las grandes ciudades marcan el principal escenario de esta historia que transcurre casi por completo en un mismo edificio. El personaje interpretado por Maria Galiana llega a la ciudad para hospedarse junto a su hija el tiempo que su marido está en el hospital. Allí conocerá la realidad de su hija y a su solitario vecino.

Una película sobre la soledad, la vejez y la falta de comunicación entre diferentes generaciones que comparten más de lo que piensan. Un acercamiento a la generación marcada por la posguerra con especial hincapié en el papel de la madre.
Los problemas que rodean a los protagonistas se acaban solventando con la cooperación entre ellos, dejando un camino abierto a la esperanza. Quizás por eso me parece acertada para estos tiempos.
4- La lengua de las mariposas (Jose Luis Cuerda,1999)
Una película basada principalmente en el relato homónimo de Manuel Rivas, del volumen “¿Que me queres, amor?”. La historia se sitúa en la Galicia rural de 1936. La retroalimentación de una relación maestro-discípulo es el eje sobre el que gira el resto de realidades con las que nos damos de bruces al ver esta película.

Con pedagogía, paciencia y sensibilidad el maestro enseña a sus alumnos. De la misma manera, llevó Cuerda esta historia a la pantalla. Un clásico que aunque esté ubicado en una época muy concreta se ha hecho atemporal y universal.
“…si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad.”
Una oda a los maestros y un canto a la libertad.
5. Os días afogados (César Souto Vilanova, Luis Avilés Baquero, 2015)
En 1992, la construcción del embalse de Lindoso (Portugal) sepultó para siempre las aldeas de Aceredo y Buscalque (Ourense). Sabiendo que todo estaba a punto de perderse, los vecinos cogieron sus cámaras domésticas y documentaron todo lo que estaba a punto de desparecer. Consiguieron así un valioso documento histórico y etnográfico, filtrado por la subjetividad y las vivencias familiares. Un documental tejido con material grabado desde mediados de los años 60 hasta la actualidad. Tan dura como necesaria.

Y hasta aquí mis titiriteros.
Un comentario en “Hablemos de cine”