Hace un año, más o menos, escribí un artículo en el que esgrimía que El Bierzo es el crisol de culturas del noroeste de España. Un crisol que no todos compartimos y que puede que sea uno de nuestros principales problemas, no saber señalar que la cultura berciana es la misma y a la vez diferente en Torre del Bierzo que en Vega de Valcarce.

Desde aquel artículo, titulado ratiños en honor a la denominación que un libro hacía a los bercianos, han ocurrido muchas cosas y no me refiero a la pandemia, si no a nuestro entorno. Por aquel enero de 2020 la moción para la Autonomía leonesa se había aprobado de manera anecdótica en León ciudad, hoy, también tenemos aprobada una de esas mociones en nuestros municipios.

No vengo aquí a hablar de la autonomía leonesa, ni del Bierzo provincia, solo de la capacidad y derecho a decidir de los bercianos en todo caso. Lo interesante de estos posicionamientos no es tanto el fin sino lo que está produciendo en la sociedad berciana. Cada vez hay más gente interesada en la identidad del Bierzo, en la historia y en esgrimir la verdad acerca de nuestro territorio, que si bien complejo en lo político es interesante y diverso en lo cultural.

Ya no somos la comarca que pretendían algunos, pero tampoco somos la región del Sil que otros quisieran ser. No somos una provincia gallega, ni leonesa, ni de Castilla y León. Pero de verdad ¿Sólo somos una comarca más?. Este es un problema de territorio en un sentido social. Es el problema de hasta que punto una población nos sentimos identificados o dotamos de sentido a un territorio en concreto.

Según esta problemática, es entendible que tiremos del terruño hacia donde más nos convenga, pero no es quizás lo que debiéramos hacer. Lo que exigen los tiempos es unidad, frente a cuestiones trascendentales del día a día como la pandemia así como que en términos identitarios y culturales cabalguemos en la misma dirección comprendiendo que claro que hay gente que se siente gallega y quiera ser una provincia de la vecina y hermana Galiza, hay gente que siente que León es su tierra y defiende con uñas y dientes la autonomía y un estatus particular del Bierzo. También otros, representados en un partido político defienden que El Bierzo sea la décima provincia de Castilla y León. Todas son comprensibles y todas tienen sus argumentos, pero como el año pasado reitero, nadie nos ha preguntado.

Si lo que exigen los tiempos es unidad, como bien señalo, no lo quiero solidificar en una solución incompleta, que es la representación política. Es incompleta por dos motivos, porque cambiar o intentar cambiar el color político de esta comunidad autónoma, a priori, no significa que El Bierzo vaya a recibir prestaciones que reclama y significantemente útiles. La unidad, antes de ser política ha de ser social y si la queremos construir en El Bierzo, quizás cabría destacar que empezar por saber qué y quienes somos es importante. Negarse un Bierzo es negarse a sí mismo y esa es la principal punta de lanza de todo el abandono que sufrimos.

Si el esfuerzo de las administraciones por querer castellanizarlo todo -véase en las toponomías- se hubiera centrado en un descubrimiento tanto a nivel personal como social de la diversidad de nuestros Bierzos, hoy quizás, si surgirían alternativas a las demandas territoriales que nacen desde fuera de nuestras montañas. Y quizás, podríamos cabalgar en la misma dirección. Pero nos esforzamos por dividirnos, por negarnos y por intentar taparnos a nosotros mismos. ¿Por qué no se puede estudiar asturllionés? ¿Por qué se niegan los vínculos que nos unen a Galicia? ¿Por qué sólo somos mineros? ¿Por qué solo somos viticultores? ¿Por qué siendo del Bierzo tenemos que ser automáticamente de Ponferrada?.

Porque nadie se ha preocupado desde una posición de poder de verdad de situar este pedazo de tierra que llamé la última mierda y que al ver como la UCI del Hospital del Bierzo está colapsada el día que se cumplen 199 años de la provincia del vierzo se me parte el alma.

Se me parte el alma sabiendo que hace casi 200 años nos peleábamos entre nosotros por ver cual era la capital de la provincia y hoy nos peleamos por ver cual es más Bierzo de los Bierzos.

Se me parte el alma viendo como nos peleamos por cosas que deberían estar resueltas gracias a la educación y la cultura y nadie nos la dió, Se me parte el alma porque todos esos esfuerzos que hacemos hoy por discutir deberían estar centrados en estar ante la consejera de Sanidad en Valladolid diciéndole con voz unánime que nos doten de putas camas de hospital y personal sanitario.

Nota: El que se pregunte que es Peme, es la forma de decir «me parece» que observé en mi bisabuela, nacida en Sancedo y natural de Cabañas Raras.

Escrito por:Bruno Bodelón

Ante todo humildad. Ante todo sin resignación. Ratiño de cuarta generación mínimo.

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