El ecologismo está en boca de todos. En nuestro mundo estamos sobreexpuestos a la información, y esta es muy difícil de filtrar y clasificar. ¿Cómo podemos sensibilizarnos con algo que no entendemos, que es realmente complejo, cuando estamos acostumbrados a comer mientras se realizan conteos de muertes en nuestro televisor?
La mayoría de la población joven (creo, al menos en mi círculo) tiene cierta consciencia de la importancia del impacto del ser humano en el medio. Pero esto no es tan sencillo y muchas veces no sabemos como actuar, y, sobre todo, porqué hacerlo así.
Consumir en comercios locales y alimentos de proximidad está muy bien si, ser vegetariano, reciclar… pero al final no todo son las emisiones de carbono y metales pesados… Existen impactos en el medio de manera directa y de los que probablemente ni si quiera seamos conscientes.
Uno de los que más llaman mi atención son las plantas invasoras. La administración es clara al respecto, y existe un listado de plantas potencialmente invasoras, así como una serie de plantas cuya introducción está prohibida en el país. Esto sorprende cuando en muchas rotondas, cunetas y áreas colindantes a carreteras y paseos (generalmente parques y jardines cuya competencia es pública) encontramos a muchas de las representadas en esta lista, como el llamativo plumero de la pampa o Cortaderia selloana que seguro identificarán nuestros lectores.

Pero estas plantas no son invasoras porque alguien lo decidió al tuntún. Una planta invasora es aquella que presenta un peligro para el ambiente en el que se introduce, es decir, que al ser introducida en ambientes a los que naturalmente no habría llegado comienza a competir con las plantas autóctonas, y generalmente tiene las de ganar.
Esto no afecta solo al resto de plantas, si no que muchos animales se ven desplazados, así como sus biotopos (es un área de condiciones ambientales uniformes que provee espacio vital a un conjunto de flora y fauna) modificados.
Una de las razones que puede hacer que una planta sea invasora es que precisamente no exista ningún animal que se la coma (a diferencia de sus competidoras, que acabaran desapareciendo en detrimento de esta). Pero entonces, ¿Cómo es posible verlas en rotondas o jardines públicos? Mi teoría es una incompetencia total, ya sea a propósito o por ignorancia de los administradores públicos (sorpresas te da la vida…).
Un ejemplo muy claro de esto lo podemos encontrar en los eucaliptos (árboles del género Eucalyptus, procedentes de Oceanía), los cuales podemos encontrar en el interior de la vecina Galicia y que ya comienzan a asomar por nuestra región y están declarados como especie exótica, pero no invasora. Muchos científicos discrepan y a mi parecer, ante la duda, es mejor prevenir (o al menos no dejar que se plantes cientos de hectáreas). Pero claro, los intereses económicos y el mercantilismo que presiona a los gestores de lo público pesan más en la balanza que un puñado de animales y plantas que a nadie interesan… Otro día hablaremos de los Eucaliptos más en profundidad.
Cerca de las vías del tren de toral de los vados existe un pequeño bosque de falsas acacias (Robinia pseudoacacia), clasificada como potencialmente invasora, probablemente plantadas en algún momento por la administración, como muchas mimosas que sí, son acacias invasoras, ¿lo sabías?

Pero esto no solo queda en el ámbito público (aun que realmente son los que más culpa tienen, no solo permitiendo este tipo de prácticas en el ámbito privado, si no llevándolas a cabo con fondos estatales), todos tenemos nuestra parcela de responsabilidad. ¿Cómo podemos reciclar, ser vegetarianos o veganos, y tener en el jardín una planta que puede afectar a la fauna y flora local? Precisamente la desinformación es un problema, como dije al comienzo del artículo, muchas veces la sobreinformación hace que realmente no estemos informados, si no, todo lo contrario.
Como consejo final, actuemos. Antes de comprar una planta, informaros (aquí os dejo una lista de plantas invasoras que se venden habitualmente, claro que con total impunidad…), informad a vuestros vecinos y amigos de este tema (si veis una planta invasora en un jardín, por ejemplo) y actuemos como las administraciones no lo hacen.
Plantas comunes en nuestras terrazas y jardines se pueden convertir en un problema, no seamos cómplices. Y si piensas que este pensamiento es alarmista, cuando des un paseo por la costa gallega fíjate en sus acantilados y los verás llenos de Agave americana y de la también suculenta Carpobrotus edulis, que desplazan plantas halófitas (que toleran grandes cantidades de sal en el suelo) y de las dunas, que son zonas muy vulnerables y en dudoso estado de conservación.

Uno de los mayores patrimonios Bercianos es nuestra naturaleza. Me horrorizaría ver un precioso rebolledo o robledal desplazado por acacias o eucaliptos, y sabiendo lo que ocurrió con loscangrejos de río autóctonos en los años 70,es demasiado plausible si no hacemos algo al respecto y nos concienciamos, si le dejamos esto a las administraciones públicas… más preocupadas en beneficiar intereses económicos o en no dar un palo al agua, mientras nuestra naturaleza e identidad se diluyen como lágrimas en la lluvia.