¿Monte el Moridero? ¿La Cabrera?¿La ciudad de Puente Herrado?¿Cómo se llaman nuestros pueblos, picos, arroyos, tierras y fincas? ¿Se les ha cambiado el nombre en los últimos años? ¿Por qué? ¿Hay maneras malas y buenas de llamar a los territorios?
Corullón, intacto; Chan de Vilar, Vilariños, Pumarín, Carracedo, Bouzas, Castropodame, Torre, Aira da Pedra, todos intactos. En cambio, encontramos otras localizaciones cuyo nombre oficial no concuerda con el que la gente conoce, o bien parece usarse dos, por el momento. Si bien esta última frase era más correcta veinte años atrás para toda la población, hoy en unos pocos casos, solo la mitad mayor de las generaciones son las que recuerdan o usan el nombre patrimonial, junto con el maquillado, como también serían Ponferrada, Paradela, Carucedo, Toreno o Magaz, vaya.
Los nombres propios son, normalmente, resultados de características de un lugar o de sus habitantes, son heredados y son útiles para distinguir una zona, fuente, o cualquier otro elemento de otro con una función similar. Vamos a [tal] arroyo, te espero en la fuente […], vivo al lado de la viña de […].
¿Por qué modificarlos? ¿Tenemos Sanjenjos también aquí? Sin duda. Esto salta de la documentación hacia la población en general con la creación de los mapas modernos estatales, la necesidad de señalización y con la expansión de la educación poco sensible al sistema lingüístico de sus habitantes, o más bien poco sensible hacia sus habitantes, pues son quienes son sintientes. Sería un proceso, con diferentes mecanismos, más antiguo en la documentación y más reciente en la oralidad y popularidad. Se tomaría, pues, el nombre en algunos casos desde la documentación bien antigua con formas arcaicas o deturpadas descritas por a saber quién a saber dónde. A diferencia de esto, en otros lugares en Europa las escuelas e instituciones sí respondían y se adaptaban a las lenguas de su alumnado. Es así que, en la Península, muchos nombres (y otras cosas) fueron retocados, escondidos, deturpados (malamente «corregidos» para algunos) tomando como referencia formas distintas a lo que decían sus barrios.
La deturpación toponímica es algo que en la provincia de León y en todo el noroeste debemos conocer bien (también sucede en otros lugares incluso de habla castellana). Intentaremos hablar un poco de todo, sin embargo, los menos numerosos y más conocidos por la comunidad son los topónimos mayores. Sobre nombres en toponimia menor, podemos hacer muchas tesis.
No sería del todo riguroso usar la palabra traducción para ese sutil proceso de retoque y borrado ya que la traducción se usa para traspasar un mensaje de una lengua a otra con la intención de que este sea entendido con la más similar intención y significado. Cambiar (sin dejar rastro) Viladepaus a Villadepalos no ayuda a la comprensión de ningún mensaje, eso se denomina deturpación. (para saber más de las dos lenguas patrimoniales bercianas neste blog, fai click eiquí). (Recordemos también que los seres humanos podemos entender y hablar más de 4,7 o 13 lenguas sin problema). De ser nombres con una forma oficial escrita y otra oral, no tendríamos porqué dotar de mayor deferencia a una por encima de otra.
La toponimia no solo sirve para distinguir elementos a nuestro alrededor, sino que aporta información sobre los mismos y forma parte del patrimonio inmaterial. Puede hablar de la historia lejana o de una anécdota, de la fauna y flora, de la geografía y geología, de la economía tradicional, de la posesión noble…
En general, el proceso «deturpador» tiende a imitar sonidos o características más parecidos al castellano adaptando los originales, pequeños y aparentemente inofensivos rasgos lingüísticos diferenciadores (1). A veces, los intentos y sus resultados fueron a dar casos muy curiosos o rocambolescos (2) pegando un gran giro. En otras ocasiones, el disfraz quedó a medio camino (3); y, por último, hasta se les ha incluído anexos que no había como falsos rasgos etimológicos, apellidos para diferenciar (- del Bierzo), determinantes (4). Hay otros resultados en los que no nos centraremos como la colocación como nombre propio al nombre en la otra lengua de un elemento geográfico (ej. Cascada la Fervienza). Todo este proceso escogería esas formas yacentes en textos escritos con siglos de edad en su mayoría.
Sobre los resultados rocambolescos (2) tenemos el ejemplo del Morredero, que además se quedó a medio camino (3) entre el popular y un posible Moridero perdiendo significado en cualquier lengua. ¿Por qué se comenzó con ese nuevo nombre hace unas pocas décadas? La gente lo conocía y conoce, y así se ha registrado en el presente, como el Morredeiro/u que en la zona leonesa donde se sitúa, lingüísticamente hablando, vendría a querer decir: aquel lugar donde abunda la muerte: morrer-deiro. Esto se explica, según cuentan desde la asociación y ponencias del Teixu (Álvarez-Balbuena; Instituto de Estudios Cabreireses), debido a lo difícil del pasaje por allí y la cantidad de cabezas de ganado que se perdían por las peñas y caminos. Al cambiar el nombre por “nos suena fatal y blablabla estamos en España y tenemos que hablar bien y eso no es español blablabla así que lo ponemos más digno porque eso está mal y no saben hablar, no tiene sentido, está mal pronunciado y una lengua un país así todo mejor solo, paletos, pastoresblabla” diferentes motivos e ideologías nocivas ampliamente estudiadas que siguen su lógica, nos quedaría el Morredero que acaba sonando a… morro o focico ¿? Todo por ese diptongo de -ei- amenazante que abunda en leonés (1). Sí. Y así encontramos tanta «diptongfobia», siendo Moridero, el homólogo en significado castellano. Y, con ello, perdemos información sobre los lugares.
“Fuera esos diptongos malvados”
luchaba la guardia toponímica hace poco.
Otro de los tantísimos ejemplos de reducción del diptongo (1), más al norte, es Quintana Fuseiros por Quintana de FusEros, lugar, por cierto, con alta vitalidad de bilingüismo de su lengua local leonesa y castellano (muestra). Se les suman un montón de regueiros, veigas, soutos (O Souto, en Toural; Soutogaioso) y lugares terminados en -eiro/u algunos deturpados y otros, arbitrariamente, no.
Nos topamos con más casos ridículos donde el nombre es cambiado por completo de significado (2). A parte de Barxas, que sería vainas en castellano y es mal llamado Barjas, tenemos el bautizado Pozo Cheiroso en el Alto Sil, que en verdad sería el Pozu Ḷḷeiroso. Resulta de las ḷḷeiras que son las piedras, guijarros o rialengas en el leonés del Alto Sil con ese fonema característico. Posiblemente sin querer, pega un giro con la mala propuesta hacia un lago que bien huele o estupendo u horrible (cheirar). Semejante ocurrencia en Cabreira con el Valle del Lleirosu dando lugar a Valle del Airoso ¿? (aquí explican este y más casos). Los Ḷḷagos, unas lagunas en la zona de Xistréu, que no Gistredo (viene de la planta xistra), fueron deturpadas por los Chaos, remodelando su pronunciación local y significado aludiendo incluso al piso o suelo en nuestra zona galegofalante. Ese sonido inicial (denominado palatal en lingüística) es diferente entre castellano, gallego y leonés, que también se dio en catalán evolucionado del latín: lleite\lleche, llousa, llama… y es así como en sitios de la provincia como Berllanga, Ḷḷaciana, Ḷḷumaxu, etc, fueron cambiados, casi siempre. Véase que en el caso de Llamas de Cabreira solo tuvo poder la fuerza de la «diptongfobia» para ser Llamas de Cabrera, no vaya a ser, ya que ‘llamas’ cuenta con un lugar válido en el diccionario, suena bien poderoso, inflamable o volcánico. Nada más lejos de la realidad, este topónimo hace alusión a lo que en la lengua en la que escribo se denomina, como sospecharéis, barro o lamas; lamas/llamas, también existente en otros microtopónimos (uno por ejemplo en Snta Marina de Torre).
No hay que rebuscar mucho para vislumbrar más casos donde el potingue quedó a medio camino modificando solo el artículo a; no se impuso La Lechosa o La Puertilla pero sí La Leitosa y La Portela. Nunca es tarde para que la Lechosa, poco conocida por cierto junto a su leyenda se reivindique como la otra gran mina romana frente a las Médulas.
Muchos topógrafos encargados, desde Madrid u otras capitales, en elaborar y recoger los nombres de las poblaciones fueron tomando de documentos estos términos chapodados, a veces sí, a veces no, a veces cambiándolas porque sí o “traduciendo” supuestamente; Cantejera en vez de Canteixeira que así se entiende mejor. No es cuestión de entenderse, es cuestión de saber dónde está y da muchas más pistas si lo dejas como siempre se llamó. Claro está que detrás hay una estructura de poder y desinformación más que una gran mano negra enemiga de tu pueblo. De hecho, muchos habitantes y sus autoridades orgullosas seguro que aceptaron e innovaron la forma deturpada, nueva o no, para distraer prejuicios. Fue una labor un tanto desastrosa y, aunque desigual, colectiva. Se dejó hacer.
¿Os imagináis que se enumerasen las localizaciones en vez de usar los nombres tradicionales? Serían como códigos postales. ¿Sería realmente necesario?
Esta aparentemente sencilla operación, que podría venir de la simple inconsciencia y no del chauvinismo, trajo y trae algún pesar más a sus habitantes, pues suma a ese sentimiento de inferioridad de lo de fuera, lo de las ciudades, con respecto al nombre del PROPIO pueblo, ni más ni menos. Imaxinaivos!
“[…] nas cartas é como ven, pon, pone El molino y no O molín como lle chamamos aiquí, o nome de verdá é El molino”, contaban unas personas sobre un monte en Corullón. Pueblo al que nadie se le ocurrió denominar Corolón o Corralón del Bierzo, (nada que ver con un corral) menos mal. Pero, aún así, a aquel que no le cambiaron el nombre “de pila” tiene sus barrios, airas, calechos o montes cambiados, por lo menos en el catastro y rótulos, eso sí, en menor proporción. Cerca de este ayuntamiento podemos ver cómo el bien respetado Pena do Seo, que es cómo en el lugar, en Angola o Guimarães llaman a una peña y una referencia al río y valle o val, intermitentemente muta (1) en los últimos meses entre La Peña del Seo, La peña do Seo y su original. ¡Todo es parte del patrimonio heredado tras muchos años!

Hay ejemplos donde, por lo menos, ponen en la cartelería el nombre original junto con la mal considerada «traducción», la cual podría valer de explicación pero no como doblete bilingüe. El Zofreral, en Cobrana, también cuenta con un nuevo nombre-doblete, «El Alcornocal», señalizado en mayúsculas pareciendo el nombre propio.
Foto de la ruta «do Muín Verde» en el Ayto V. de Valcarce, As Ferrerías (Herrerías), ni muiño ni molino.

En Outeiro, (Otero) el centenario xardón (Xardón do Perouxín) vio su fin hace dos años, en 2019. Era muy querido debido a su longevidad y características, acompañaba al cementerio del pueblo. Sin embargo, vemos que en la prensa local y algunos blogs que se hicieron eco de su desfallecimiento, había un batiburrillo general del nombre de tal monumento (Perouchín, Peruchín, Perouxín…). Puede que la lengua que lo bautizaba no fuera tanto de su agrado como sus hojas, o bien por este desconocimiento y el poco rigor derivado de todo lo que comentamos.
Junto a este último municipio se encuentra Vilela al que tampoco le pusieron Villita o Villona como cabría de esperar al igual que Parandones del original y usadísimo Parandois, y teniendo algo más arriba hacia el cúa a Villa de canes (2), eso sí, todo junto. ¿Cómo le llama hoy mucha gente? Villadecais o Viladecais. ‘Cais‘ es el plural de ‘perro’ en el correspondiente gallego leonés o berciano (también usado ‘perro’) por lo que debería de haber sido, siguiendo la manía sin quedarse a medias, Villadeperros. En cambio, quizás le sonó muy fuerte a los bautizantes de 700 km más para el sur. Vilela y Sorribas sí, Viladecais mmm… no, pero Villadecanes sí. A su vecino Horta lo dejaron intacto con respecto a un esperado Güerta, Jardín o Huerto.

En esta zona, Vilela, el nombre es ‘xardón’, un Quercus, en algunas zonas del leonés berciano es ‘sardona’. La traducción en Segovia sería «encino».

A Lagoa (Ayto. de Veiga de Valcarce) por el escrito y deturpado La Laguna de Castilla, quizás con ese apellido para diferenciarlo de otra Laguna. A su lado estaría A Cernada que en este caso no fue cambiado por La Ceniza.
Este fenómeno continúa, pues todavía hay dobletes y algún que otro lío y falsos prejuicios a día de hoy en 2021. También continúa este modesto artículo, dividido en dos. En la siguiente entrega se hablarán de más ejemplos, como casos de F- inicial, los valles de Ancares y Fornite, Forniella u Hornella, o como queramos llamarlo hoy y más info para conocer nuestra historia presente junto con un juego para dar rienda a nuestra imaginación.
Parte I de II ….
Notas
*El proceso de deturpación de grandes localidades se puede resumir como la elección de formas ya deturpadas desde la Edad Media hasta hoy. Entonces, puede ser muy antiguo y guiado por las grandes instituciones. Sería recientemente cuando, en algunos casos, también en la oralidad normalizamos esa forma.
Artículu estupendu, norabuena y gracias pol llabor
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Yo siempre he mantenido y aún defiendo que el nombre de «Cabañas Raras» debiera ser el de «Cabañas Ralas»
El adjetivo ralo/a lo define la RAE como: «Dicho de una cosa: Que tiene los componentes, partes o elementos más separados de lo regular en su clase.» En resumen, separado, disperso; ¿Qué mejor adjetivo se puede aplicar a Cabañas, con sus barrios de Abajo, del Agua, , la Malladina, los Rubios, Santa Ana, el Teso…
Ralo/a (de uso muy común en el habla berciana) debe provenir del latín «rarus». ¿Estamos ante algún caso de purismo, de cultismo latino?
Ponferrada, 29 de abril de 2021
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