Vuelve un 15 de octubre, vuelve un Día Internacional de la Muller Rural, y vuelve un pequeño homenaje desde este humilde, pequeño y digital espacio.
Escribo una vez más a sabiendas de que cuatro letras no cambiarán un pasado y un presente injusto, avalado por datos y faltas de reconocimiento que se solidifican en palabras y hechos inexistentes. Pero escribo porque, una vez más, siento el deber de intentar devolver un poquito de esa falta de reconocimiento de forma pública.

Y así, frente a esta ilustración que ha realizado María, pienso. Pienso en la gran diversidad y cantidad de mujeres rurales.
En aquella que deseaba huir del pueblo, y con razón, para buscar un lugar que le ofreciera un horizonte más pleno, más próspero. La que se fue a la ciudad bajo una promesa que pudo llegar a cumplirse, o no. En aquella chica joven que llegó a la urbe avergonzada por unos estereotipos arraigados que le hicieron creer que la «paleta» era ella, y no aquellos que no valoraban ni valoran la tierra que pisan ni el pan que comen.
O aquella mujer un poco más mayor que, como la de la ilustración, tuvo que vivir con la nostalgia de aquella otra vida, y empeñada en no separarse de aquello que la hizo ser, creó su propio refugio en la «tierra prometida». Porque las raíces siempre se llevan con una, y son un bien de primera necesidad aunque muchas veces se intentaran extirpar.
También pienso en las que se quedaron y aguantaron «carros y carretas», siendo el pilar base de un mundo que nunca les devolvió tanto sustento y cuidados, un mundo que escondió su valor bajo un manto de niebla espesa.
Por las que fueron, que hacen que hoy seamos. Por las que son, que luchan por vivir donde y como quieren. Por las que nos pisaron el camino para que hoy podamos caminar sin ortigarnos. Por las que sois y hacéis que las que vengan puedan elegir si irse o quedarse.
Por todas vosotras, que sois base y sustento de un mundo que da forma al resto.
«No somos la España vacía.
Somos un territorio lleno de vida. De personas, de historias, de oficios, de comunidades.
Somos pastoras, jornaleras, agricultoras, arrieras, aceituneras, ganaderas. Somos la mano que cuida y que ha hecho posible que los lugares que hoy se consideran parques nacionales y naturales de este país lo sean. Por la acción de los pastores con sus rebaños. Por la ganadería extensiva. Por tantos hombres y mujeres que trabajaron el campo y crearon un vínculo único y tan especial como el de animal, persona y medio(…) El medio rural y sus habitantes no necesitan ninguna literatura que los rescate. Necesitan que se los reconozca al fin, ocupar su espacio y recuperar su voz». María Sánchez en Tierra de mujeres
Ilustración: María Canedo
Texto: Lucía Suárez