Relajarse y no pensar en nada más.
Un hombre, lejos de perder la costumbre de tomar un vaso, bebe el último vino del año contemplando el crecimiento del fruto que nos trae la siguiente añada. A la espera de que el tiempo no juegue malas pasadas y respete la cosecha, busca un sitio para la contemplación. Y como en ese lugar al igual que en muchos otros, en los que el lugar más alto es una piedra, se usa a sí mismo como apoyo. Por eso que, cuando no se está en el hogar, cada uno lo hace donde puede.
Raúl Ochoa, 2021.
